Empezó a conducir sin rumbo fijo, pensando que después de ese viaje todo sería distinto y que encontraría algunas de las claves de los mensajes que su compañero de viaje le estaba mandando en los últimos meses.
Ese año la vegetación era exuberante, las intensas lluvias del invierno habían dado lugar a unos prados verdes y la llegada de la primavera teñía de distintos colores el paisaje. El rojo de las Amapolas, junto a las flores moradas de la Vicia y el blanco y amarillo de las margaritas de la Manzanilla, unido a los aromas y al piar de los pajaritos hacían que ese viaje fuera una delicia para su ojos y el resto de sus sentidos .
El camino pasó de ser un largo y placido trayecto a encontrar unas continuas y muy pronunciadas curvas, los campos pasaron a convertirse en empinadas montañas y viéndolas desde lo alto parecía que la carretera era tragada por ellas.
Con calma consiguió salir de ese sinuoso camino y al final de una de las serpenteantes curvas, en lo alto de una pequeña loma, encontró un precioso Templo de cristal.
Aparcó su coche y se dirigió a él con paso firme y convencida de que aquel sitio era un lugar de armonía y paz, donde encontraría muchas de las respuestas que necesitaba.
Observaba con gran admiración la magnitud del precioso Templo, sus torres en forma de cono se elevaban tan alto que sus vértices se fundían con el cielo. Las puertas estaban abiertas y ella sentía que desde el interior la llamaban.... sin ningún temor entró y se quedó observando con gran placer las luces que emanaban de todos los lugares de ese lugar.
En un momento se sintió rodeada por esos seres de luz que en tantas ocasiones había teniendo el placer de ver y ellos la invitaron a visitar el interior de su templo, ya que desde ese momento ella sintió como si formara parte de todos y cada uno de aquellos seres que habitaban en tan excepcional lugar.
Al pasar a la siguiente sala encontró una gran habitación llena de artesanos trabajando en sus mesas, los de la parte izquierda eran sabios que se encargaban de mantener los libros de la sabiduría y los de la derecha trabajan con gran cariño el cuero.
Sin hacer ruido se asomó a uno de los libros que estaban abiertos y encontró dibujada con tinta de oro, una gran Cruz Egipcia o llave de la Vida , otra vez, pensó --- otro símbolo que me entregan y que no sé que significa...
Según la iba observando, la parte de arriba de la cruz se convirtió en un ojo, Su Tercer Ojo. Ese ojo se iba haciendo más grande y ella se metió en él, ya que sabía que era ella misma y que debía de explorarlo.
Se vio trasportada al pasado, corriendo a través de las amapolas en uno de los campos que rodeaban su barrio, saltaba y correteaba y se hacia bonitos collares con esas flores de ese rojo sangre que tanto le llamaban la atención. De repente su escena cambió y entonces sintió la misma angustia y miedo que aquella tarde cuando siendo muy niña su madre la dijo que fuera corriendo a buscar a un practicante, su padre estaba enfermo y ella tenía que encontrar a esa persona para que le inyectara el elixir de la vida.
Corría y corría y llamaba a todas las puertas y le decían no está, ella buscaba a aquella persona desesperadamente ya no tenía más fuerzas, sentía que su corazón iba a estallar y la sangre había teñido sus cara de rojo intenso, como las amapolas que a ella tanto le gustaban.
Al final le encontró y le llevó de la mano a su casa.....
La siguiente escena en la que se vio metida, estaba con su marido y sus hijos, era feliz estaba llena de alegría y se sentía como esa niña revoloteando entre las amapolas....
En ese instante una voz la hizo desconectar de ese viaje y tomo consciencia del sitio y lugar en el que se encontraba. No estaba en el interior del Templo de su viaje, sino que se encontraba en el Templo y con los Seres que ella había elegido, sin darse cuenta, para comenzar una nueva etapa de su vida.