Esta primavera pasada, mi maestra de reiki nos comentó que escribieramos un cuento para que sacaramos cosas que teníamos guardadas en nuestro interior. Yo hacía mucho tiempo que no escribía nada y ésto es lo que salió. Espero que os guste.
EL ARCO IRIS
Había amanecido lluvioso, ella miraba por la ventana y desde el horizonte se veía como se iban dispersando las nubes y el sol empezaba a lucir sus primero rayos. Tendría que darse prisa en arreglarse ya que sin duda alguna hoy sería unos de esos días inolvidables.
Mientras estaba en su tocador alisándose el pelo se veía reflejada en el espejo que le había regalado su abuela, cuantos recuerdos?, cuantas risas? Cuantos cuentos le había contado? . Su mirada estaba ausente como si no estuviera viviendo ese momento y seguía cepillándose el pelo pero sin ser consciente de lo estaba haciendo. De pronto sonó el teléfono y como por arte de magia se despertó de ese letargo que estaba; !!!! ensimismada en los recuerdos de su infancia y en los buenos momentos que había disfrutado en compañía de su abuela querida!!!!!.
Descolgó el auricular y al otro lado del teléfono una voz temblorosa la llamaba, en ese momento no se daba cuenta de quién era, el corazón le empezó a latir fuertemente ya que no conseguía descifrar la voz de la persona que estaba al otro lado del teléfono y por su voz presagiaba que no pasaba nada bueno.
Ella con voz calmada le preguntó, quién eres? Venga tranquilízate y dime porque estás tan nerviosa?. Era una antigua amiga que no veía desde que se habían ido a vivir a las afueras de la ciudad.
Lidia le dijo, así se llamaba su amiga, necesito verte. Dónde te encuentras? le contestó ella. Dame cinco minutos y estoy en donde tú me digas.
Apresuradamente cogió el bolso y las llaves del coche y salió al encuentro de su amiga que las esperaba con los ojos llenos de lágrimas.
Cuando llegó a casa de Lidia, la encontró tumbada en el sillón y con los ojos enrojecidos e hinchados por las lágrimas. Qué te pasa que estás tan desconsolada? Lidia con voz temblorosa le contó lo mal que se sentía y el motivo de su llamada. Ella le preparó una tila y después de charlar con ella y explicarle que todo tendría solución y que realmente lo que la estaba pasando no debería de influenciarla en su vida y que todo aquello que los demás intentaban hacer ver que ella lo hacía mal, solo era el reflejo de las frustraciones de los demás.
Después de una larga charla, consiguió que su amiga olvidara el mal momento que estaba pasando y empezaron a recordar aquellos días que pasaban a la orilla del rio cuando eran pequeñas.
Lidia, le decía con voz todavía temblorosa, recuerdas aquél día que estábamos paseando cogiendo amapolas por el campo y empezó a llover, si dijo Laura.
Aquel día fue unos de los días que ella nunca olvidaría, y como si de una máquina del tiempo se tratara se vio en aquel sitio mágico, toda manchada de verde; ya que había cortado un ramo de amapolas y veía como sus pétalos ya estaban empezando a desprenderse. De pronto comenzó a llover y las niñas corrieron y como niñas que eran se metieron en el rio… con risas dijeron .. que llueva que llueva la Virgen de la Cueva… Después de un rato en el que ellas estaban chapoteando en las frías aguas del rio, la lluvia empezó a cesar y un Arco Iris, como nunca jamás había visto, salió a través de los chopos que había en la rivera y se perdía en las montañas. El Arco Iris siempre le atraía, le parecía un regalo que dejaban las gotas de lluvia al juntarse con el sol, sin darse cuenta salió del rio y se vio metida en él, su amiga asustada la llamaba Laura que haces ahí?, como has subido? y ella le decía, Lidia salta, verás como consigues pasear por él como lo hago yo. Su amiga no podía subir y ella correteaba y saltaba por los caminos de colores, Lidia desde abajo no se imaginaba como su amiga había podido subir y como no se caía y la decía porque yo no puedo? Anda ayúdame a subir como tú. Laura extendió su brazo y con un ligero impulso logró que su amiga subiera. Las dos se abrazaron y sintieron como al mismo tiempo el Arco Iris las inundaba con sus colores.
Laura sin saber cómo ni porque, había conseguido disfrutar y sentir el Arco Iris, lo había deseado tantas veces, cuando lo veía a través de las ventanas de su habitación. Empezó a coger trocitos de colores y se hizo para ella y para su amiga unas diademas, sentía cada vez con más intensidad la fuerza que le daba este bello fenómeno de la naturaleza, después hizo unos collares, utilizando a modo de cuentas las gotas de lluvia que todavía caían, y por último unos cordones que usaron para sus zapatillas.
Lidia estaba un poco desconcertada por lo que estaba viviendo, pero al mismo tiempo se sentía segura ya que como siempre Laura le daba esa tranquilidad que ella necesitaba. Atravesaron todo el arcos iris y llegaron al otro lado, parecía que se metían en la entrañas de la montaña y sin darse cuenta ninguna de las dos , al poner los pies en el suelo el Arcos Iris había hecho una bonita alfombra que recorría toda la montaña para que ellas pudieran caminar sin ningún obstáculo.
Se sentaron un rato y empezaron a sentir los aromas de los romeros, tomillos y todas las hierbas que crecían salvajes y el piar de los pájaros, estuvieron un buen rato disfrutando de esas bellas sensaciones que nunca habían experimentado- Se dieron cuenta que aquellas pequeñas manchas blancas que divisaban a lo lejos eran sus casas, y ahora como llegaremos a casa?, se nos hará de noche y nuestros padres se preocuparan de nosotras, preguntaba Lidia, no te preocupes le contestaba su amiga, seguro que los duendes del bosque nos ayudaran. Pero me tienes que prometer que esta experiencia que hemos tenido no la vas a contar a nadie, seguro que no nos creerán.
Cuando empezaron a bajar de la montaña, oían unos pequeños silbidos que les iban guiando para que no se perdieran; Laura ya los había oído muchas veces cuando se iba a coger florecillas del campo para poner encima de la mesa de la cocina. Lidia se asombraba como los caminos que cogían, que desde lo alto de la montaña se veían con tantas curvas, según ellas iban pasando se iban convirtiendo en largos y rectos pasillos y con cierta inocencia preguntaba - Laura que son esos silbidos, no los reconozco?. Laura le dijo son los duendes del bosque nos van guiando para que lleguemos a nuestras casas, la pequeña Lidia no dejaba de sorprenderse de las cosas que estaban ocurriendo, pero por otro lado ella sabía que con su amiga nada le pasaría.
Cuando llegaron a casa empezaba a esconder se el Sol y no sentían ningún agotamiento, la madre de Laura las llamó desde el quicio de la puerta de la cocina y las preguntó, donde habéis estado toda la tarde?, ha estado lloviendo y vosotras como siempre perdidas por ahí. Lidia que no podía resistirse contar la experiencia que había vivido con el Arco Iris, contó con pelos y señales todo lo que les había ocurrido, mientras tanto Laura la pellizcaba en la mano para que se callara. Gloria que así se llamaba la madre de Laura soltó una gran carcajada jajajaja, Lidia sabes que Laura tiene muchas fantasías en la cabeza y tu eres muy inocente y te crees todo lo que ella te cuenta…. Laura estaba acostumbrada; cuando empezó a tener esas experiencias con la Naturaleza y las contaba en casa nadie la creía y decían que tenía la cabeza llena de pájaros, por eso le había pedido a su amiga que no dijera nada de todo aquello que les había pasado… ella en el fondo no le importaba que se rieran de ella, pero por otro lado sentía mucha tristeza que no la creyeran, siempre se pregunta: porque los mayores siempre piensan que estas cosas no pueden ocurrir?, bueno será que como son mayores han perdido su inocencia y por eso no lo pueden disfrutar.
Laura, Laura, que te pasa le decía insistentemente Lidia, sentada al lado de su amiga y con la taza de tila en la mano, ahhhh perdona me decías algo le respondió; no sé por un momento he pensado en que no estabas aquí, le dijo Lidia. Si discúlpame estaba pensado que se me está haciendo tarde y había quedado con mi hijo; hoy es un día muy importante para él , compite en el colegio en natación y no quisiera perdérmelo por nada del mundo. En el fondo Laura sabía que Lidia no recordaba nada de lo que había pasado aquél bonito día de primavera en el campo, había borrado de su mente, como si de un cuento se hubiera tratado, aquella mágica experiencia, cuando la madre de Laura le había dicho que eran invenciones de su hija. Lidia solo recordaba el baño que se habían dado en el rio cuando empezó a llover.
Muchas veces se decía no importa ya les llegará el momento, todo el mundo tiene su experiencia con el Arco Iris y más tarde o más temprano lo recordarán.
Iherba, la perfeccion tiene que aprender de ti, un beso gordo, aparte de crear maravillas, escribes, eres una mina
ResponderEliminarTu amigo Carmelo
ainsssss Carmelo, que ilusión me ha hecho verte por aquí-. Me alegro que te guste mi cuento.
ResponderEliminarUn beso
Por que has dejado de escribir, no le prives de este tesoro a la humanidad... Maravilloso relato
ResponderEliminarPor que has dejado de escribir, no le prives de este tesoro a la humanidad... Maravilloso relato
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